Mercado Rural Artesano

jueves, 2 de septiembre de 2010 | | | |
La mañana del 22 de Agostó no pasó desapercibida para ninguno de mis compañeros, ni mucho menos para mi. Nunca había visitado el mercado rural artesano que se celebra en Montehermoso, y por primera vez, pude participar en él de la mejor manera posible. Como presentadora del evento, pude detallar en todo momento todo cuanto sucedía.

Luces, cámara y acción. Así empezó la undécima edición del mercado rural artesano de Montehermoso. Desde primera hora se empezó a notar el ambiente propio de un día de fiesta. Y es que no era para menos. La celebración de dicho mercado, supone para los vecinos de la localidad un reconocimiento cultural, artesanal, y para muchos personal.

Alrededor de ciento veinte artesanos quisieron protagonizar, una vez más, la jornada laboral más bulliciosa del año. Mientras unos repetían experiencia, otros inauguraban sus secretos artesanales.

Vino, dulces, pasacalles…el mercado rural estuvo enmarcado por un sinfín de pasatiempos que ayudaron al visitante y al vecino, a que la estancia fuera lo más agradable posible. 

Por cualquier comisura del recinto ferial, se encontraban mis compañeros de Montehermoso TV, quienes trataron personalmente con los artesanos y gracias a los cuales, pudimos detallar a la audiencia cómo iba transcurriendo la mañana. 

Mi compañera Rosa Ana y yo, vivimos en directo lo que se siente al sentarte frente a una cámara, dirigirte a un montón de personas a las que no conoces y quedarte en blanco sin saber que contar, cuando había mucho que contar.

Sobrellevándolo como pudimos, no nos faltó el humor en ningún momento y cosas tan cotidianas como decir  “voy un momento a hacer pis”, o “que ganas tengo de un vaso de vino”, sin haber apagado los micrófonos, hizo que tanto los allí presentes como los que nos veían en sus casas, soltaran una carcajada. Pero esto dicen que forma parte del directo y de su magia; es la parte humana de las cosas. 
Nada que decir de la experiencia. Formar parte de un acontecimiento de tal calibre no tiene precio. El calor, los nervios, el debut a través de la red…todo se disipaba a medida que la mañana transcurría.

Una vez concluido el día y cerrados lo objetivos, los comentarios y preguntas entre compañeros eran inevitables, y el ¿que tal te ha ido? se convirtió en la frase más famosa de la jornada. 

¿Que si volveríamos a repetir? En nombre de todos mis compañeros, un rotundo sí.

Ana I. Olivero

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